Jurisprudencia técnica y moralidad (VI) – Conclusión: moralidad y racionalidad como componentes pre-legales de la humanidad
Existen determinadas fronteras morales que no pueden nunca ser violadas por la conducta de un agente sin ser ipso facto considerado éste culpable por ello. Dichas fronteras son inviolables en tanto que delimitan con claridad dónde nace lo propiamente humano y dónde empieza el ‹‹animal hombre››. En el ‹‹Epílogo›› de su obra Arendt afirma explícitamente que Eichmann debía ser condenado a muerte en la medida en que ningún otro ser humano podía desear compartir la tierra con él. La postura de Arendt persigue el ideal de la identificación entre justicia legal y justicia moral. El problema es que el planteamiento de esta cuestión que Arendt realiza en este libro no sólo carece de una postulación explícita de este principio teórico, sino que en gran parte lo encubre con los análisis realizados en orden a mostrar la insuficiencia técnica de los sistemas jurídicos con los que Eichmann fue o podría haber sido juzgado.